Acá estoy 
una hora después
sentada en el último banco 
recorriendo centímetro a centímetro 
el pizarrón 
donde tantas veces
dejé mensajes
y alguna que otra consigna.
Acá estoy
mirando el 9 x 3 de la tabla
que por más que insista
sigue dando 27.
Cambio de ángulo
me siento al revés
de un lado y del otro
miro la puerta
siempre del mismo amarillo
y ese papel en la cerradura
que pegamos
para que no se abra
y entre frío.
Miro el vaso
tiene pinceles quietos
preparados para el descanso
las cortinas caen verdes
de ese caño que siempre
se descolgó con el viento.
Miro el techo,
hay un cable azul
sale del ventilador
y nunca me dí cuenta
tampoco
de las manos marcadas
en la pared
al lado del mueble marrón
ni que teníamos una caja vacía
a lunares allá arriba
y yo que la otra vez
buscaba una.
Miro el almanaque tachado,
las láminas,
los juegos, el botiquín
todo sigue en su lugar
menos yo.
Algo se movió
cuando descolgamos
los banderines del último festival,
cuando sorteamos la tele
donde leímos poemas,
y el mapa
lleno de lindos deseos
para el país
y todos esos trabajos ...
El fondo del aula
ya es un simple rincón,
lleno de espacio,
vacío.
Los gurises
se fueron cargados de todo
y contentos.
Hoy al comienzo se escuchó:
"¿seño hoy te despedís?"
y como no pude contestar,
nadie dijo nada
y seguimos pintando
siempre sentí que el lienzo
es demasiado bueno
para no darle color.
Candela salió última
y dijo:
"te vamos a extrañar"
sin mirarme
estoy segura que fue
en nombre de todos
lo sé, por que fue hondo y espeso
y por que acá estoy
apurada por quedarme
tratando de escribir
para levantarme de la silla
para soltarme
y no sé ya
cuánto tiempo pasó
nunca tuvimos un reloj
en este mundo
y sigo acá.

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