Yo quiero gustarte siempre
cuando sea un fruto gastado y seco que cae y ahora
que todavía puedo cascabelear en la risa y sin ropa.
Siempre, por eso escribo
para clavarte las palabras en los ojos
cuando esté separada de tus cosas
y no se te ocurra más que la intención de volver
y oler madera en mis hombros y en los muebles
y sacudir el polvo que dejan las sábanas cuando muerden con sus elásticos
el líquido que absorbe de la piel
pero por encima de todo
no rasgar los cuerpos en la mañana
cuando el hambre sube al estómago
y no lo colma el mismo pan
y supongo que es ahí,
cuando despierto renegando de la confianza que se me vuelca,
del esfuerzo que pongo en las palabras que no logran ni un verso bueno y lindo
porque eso soy
la curva que quiebra la espalda de lo hermoso,
la fuerza en la espera preguntando una y otra vez
qué puedo escribir para gustarte un día más.
cuando sea un fruto gastado y seco que cae y ahora
que todavía puedo cascabelear en la risa y sin ropa.
Siempre, por eso escribo
para clavarte las palabras en los ojos
cuando esté separada de tus cosas
y no se te ocurra más que la intención de volver
y oler madera en mis hombros y en los muebles
y sacudir el polvo que dejan las sábanas cuando muerden con sus elásticos
el líquido que absorbe de la piel
pero por encima de todo
no rasgar los cuerpos en la mañana
cuando el hambre sube al estómago
y no lo colma el mismo pan
y supongo que es ahí,
cuando despierto renegando de la confianza que se me vuelca,
del esfuerzo que pongo en las palabras que no logran ni un verso bueno y lindo
porque eso soy
la curva que quiebra la espalda de lo hermoso,
la fuerza en la espera preguntando una y otra vez
qué puedo escribir para gustarte un día más.